lunes, 21 de mayo de 2012

Todo es según el color, del cristal con que se mira

Busqué la ciencia, y me enseño el vacío.
Logré el amor, y conquisté el hastío.
¡Quién de su pecho desterrar pudiera,
la duda, nuestra eterna compañera!.
¿Qué es preciso tener en la existencia?
Fuerza en el alma y paz en la conciencia.
No tengáis duda alguna:
felicidad suprema no hay ninguna.
Aunque tú por modestia no lo creas,
las flores en tu sien parecen feas.
Te pintaré en un cantar
la rueda de la existencia:
Pecar, hacer penitencia
y, luego, vuelta a empezar.
En este mundo traidor,
nada es verdad, ni mentira,
Todo es según el color
del cristal con que se mira.      

Ramón de Campoamor.

Pensando en lo que creo...


“En un mundo en el que casi todo es superficial, vienes tú y me hablas de él… me haces pesar ¿sabes? Pensar en lo que es normal, pensar en lo que creo.”

Esta frase me ha salido del alma, del alma al chat del tuenti, conversación con Sandrita Paredes. Yo antes – lectora empedernida de novelas cursis – creía en el amor como algo precioso, genial (bla,bla,bla), en una palabra, en algo real.

Un conjunto de circunstancias – a las que se le sumaron la edad – me hicieron ver mi equivocación. Parejas que creía irrompibles se disolvieron, gente que dice “te amo” como si dijera hola… que cambian de unos a otros, pero, que según ellos, están locamente enamorados de su pareja semanal (ojos en blanco)… y más que ahora mismo no voy a relatar para no aburrir.

Últimamente, picaba a una amiga diciéndole que no creía en su relación, al igual que en no creo en otras muchas, pero, al oírla hablar de él… es como si hiciera palpable todo lo que siente. En ese momento no he podido mentir, decirle que todo lo que decía era algo que pronto pasaría, que no tenía relevancia… porque sus palabras te hacen pensar justo lo contrario.

Aunque yo no me considere cursi – ya no – tengo que decir que me ha gustado leer lo que escribía de él. ¿Por qué? Pues porque no estoy acostumbrada a ello. No estoy acostumbrada a leer sentimientos tan sinceros.

A lo que sí estoy acostumbrada es a la importancia del físico, y no me quejo, yo le doy mucha importancia ¿qué? Es lo que hay. Queremos vernos bien, queremos ser guap@s y que “él o ella” también lo sean… en cambio, ella no ha hablado de él refiriéndose a su exterior en ningún momento. Yo sí se lo he recordado  << No es guapo, es un feo friki >> - era mi pensamiento, y según me ha dicho ella también el suyo… hasta que se enamoró de él.

Después de lo que he escrito hay gente que la envidiará: no es fácil sentir eso por alguien.

Yo, en cambio, no la envidio. Al igual que me alegro de haber sido partícipe de un sentimiento tan puro, me entristezco por ella.

En mi opinión, cuanto más quieres, más sientes, más feliz eres… pero en el momento en que las cosas se ponen feas… más lloras, más te entristeces, más daño te hacen, peor lo pasas.

Y ahí va la pregunta… ¿compensa?

Por una parte, digo que nada que te pueda hacer sufrir es bueno, pero por otra… está la curiosidad de saber qué se siente.
¿No?


Gracias por leerlo.
Osquierobebés.