lunes, 12 de diciembre de 2011

Adolescencia y futuro

Seguro que todos los que estáis leyendo esto os habéis preguntado cómo seréis dentro de unos años, qué estudiaréis o de qué trabajaréis (si es que hacéis algo), a quiénes llamarás amigos, enemigos o “antiguos amigos”, dónde viviréis, si tendréis un piso o un chalet, si estaréis casados o solteros… Y sobre todo si, con esa vida, sois felices.


Puede que nos digan que hay que disfrutar la vida, que sólo son dos días, que lo que importa es el presente, que todo llegará a su debido tiempo, y que, por lo tanto, no debemos machacarnos pensando en ello. Todo eso es muy bonito, son grandes frases, sí Señor, pero la verdad es que en este sentido pienso como Woody Allen, que sabiamente decía: Claro que me interesa el futuro, es el lugar donde voy a pasar el resto de mi vida.

Nos pasamos la niñez sin tomar decisiones, toooodo lo eligen por nosotros, o, directamente, no se nos da la libertad de elegir ya que no solemos estar capacitados para ello. Pero, a medida que vas entrando en la adolescencia en la que (supuestamente) empiezas a pensar de forma más clara y a saber lo que quieres (en esto no se incluyen muchos chicos/as) y es ahí donde poco a poco, como con miedo a asustarte, te van dando pequeñas elecciones. En el colegio empiezan por darte a escoger optativas, después ciencias o letras, y más tarde la carrera que quieres estudiar o, si dejas el instituto, el trabajo que quieres desempeñar (a la generación nini ni la nombro). También te dan a elegir con quiénes quieres ir, en qué ambiente quieres meterte y hasta si quieres destrozarte la vida a causa de tonterías, que tú mismo eliges.
Ahí es cuando empieza la ansiada “libertad” que luego no cesa hasta el final de nuestra vida.
Aquí hago un inciso, porque la libertad, ese concepto tan oído y por el que tanto han peleado es relativo.
¿Eres libre para robar? Supuestamente sí, pero entonces la persona a la que robes no tiene la libertad de elegir sobre lo que pasa con las cosas de su propiedad. Es complicado, yo misma me lío con lo  que acabo de escribir.
Otra cosa irónica y para mi gusto más fácil de entender es esta: ¿Tú tienes libertad para besar al chico o a la chica  que te gusta? La respuesta es (una repuesta que yo odio porque no te aclara nada) depende. ¿Por qué? Porque si esa chica/o no le gustas tiene la suficiente libertad para pararte los pies. En ese momento él o ella son los que eligen (si no empleas la fuerza claro está ¬¬)
Estos dos últimos párrafos son más bien filosóficos, y, puesto que no me apasiona la Filosofía lo dejo aquí.
No podemos saber (para mi desgracia) que será de nosotros dentro de diez años, pero, lo que sí sabemos con más seguridad es que, entre o no entre el destino, Dios, o (como dice una amiga) las reacciones químicas, en gran medida nosotros nos labramos el futuro.

Esperemos un buen porvenir.


Porvenir (Ángel González)

Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.

…Mañana! Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.

6 comentarios:

  1. Tan bonito y filosofijo como siempre mi pequeño brillante XD Espero que en el futuro seas feliz y sobretodo que mis hijos puedan soportar a los tuyos para poder seguir siendo amigas Te quierooo =)

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja mis pijiniños serán geniales tú tranquiña (: tequierooooo

    ResponderEliminar
  3. Putas reacciones químicas/destino/comoquieraquesellame... u.u"

    ResponderEliminar
  4. Bueno... es algo a lo que podemos echar la culpa cuando las cosas no salen como habiamos planeado.
    "No era mi destino..." xD

    ResponderEliminar
  5. jajajajaj tendras pijiniñoos?? jajajjajaja
    lo que si es cierto es que las decisiones que tomamos desde este momento influiran en el futuro, asi que hay que elegir con cuidadooo :)

    ResponderEliminar
  6. Siii pijiniños xDD pues si todo influye, asi que hay que ir con cuidad S: que bien se estaba de pequeño!

    ResponderEliminar